martes, 11 de noviembre de 2008

Hellineros que han hecho historia :Melchor Rafael de Macanaz


Gravado de Macanaz( foto Archivo del autor)


Nació Hellín, Albacete, 1670 - Falleció en su cuidad natal ., 1760). Personaje unido a la historia de Aragón en los primeros años del siglo XVIII y apenas conocido por los aragoneses, se le puede considerar como el autor formal de la abolición de nuestros Fueros y artífice de la consolidación de la nueva dinastía borbónica llegada a España en 1701, a la vez que el más importante de los gobernantes surgidos de la guerra de Sucesión.

Nacido en el seno de una familia de la nobleza media, siendo su padre regidor perpetuo de la villa de Hellín, estudió Humanidades y más tarde Derecho en la Universidad de Salamanca, actividad ésta en la que destacó considerablemente, con reconocida fama de jurista. Llegado a Madrid, comenzó a actuar en la Corte de Carlos II, cerca del cardenal Portocarrero, como promotor fiscal, desde donde pasaría a servir a la dinastía francesa ininterrumpidamente hasta su muerte, entre otros cargos en el de intendente de Aragón en 1711, coincidiendo con el traslado de la corte a nuestro reino, y el de fiscal general en 1713. Con casi un siglo de vida y la contemplación de cinco reinados (Carlos II, Felipe V, Fernando VI, Carlos III, contando el interregno de Luis I, hijo de Felipe V), fue un hombre de transición, muy marcado por el siglo xvii al que perteneció tanto o más que al xviii, como bien lo prueba su condición de arbitrista.

En medio de un ambiente de recelo y oposición al nuevo rey, Felipe V, con el que se abría paso en Aragón el siglo XVIII, la guerra de Sucesión al trono español (1700-1715) supuso el factor desencadenante del problema foral, ya que la victoria del Borbón en la contienda era una amenaza para la Constitución aragonesa, y pretexto para proceder, por parte del poder central, a una plena revisión de las peculiaridades internas de las regiones forales en general y de la nuestra en particular, a la vez que se regulaba la subordinación de éstas al soberano.

Macanaz se inclinó hacia la casa de Borbón a partir de su amistad con el marqués de Villena, a su llegada a la corte de Carlos II en 1694, animado por los deseos de éste de salir del estancamiento en que el último de los Austrias nos había dejado. Su postura de acérrimo borbonista, fruto de la necesidad de un cambio político y social, deseada en las últimas décadas del siglo XVII, nos obliga a considerar a Macanaz no como un caso aislado, sino como consecuencia de la corriente centralizadora del aparato del Estado, que ya en el siglo anterior se había dejado sentir en España. No obstante, su minuciosidad y subjetividad en la búsqueda, a partir de nuestros mismos Fueros, de razones que avalasen y legalizasen la vuelta a la autoridad de los reyes sobre sus vasallos, le hacen particularmente excepcional.

Tomó parte en algunas campañas de la guerra, acompañó a Felipe V en 1704 a Portugal, y pasó a ser, a la vuelta, secretario del virrey de Aragón, conde de San Esteban de Gormaz hijo del marqués de Villena. Permaneció en Zaragoza hasta el año 1706, donde por vez primera dejó oír sus opiniones acerca de nuestros Fueros. Incorporado por el embajador francés Michael-Jean Amelot a la tarea centralizadora -ambos partidarios de las ideas regalistas, así como de la idea de unidad bastó la victoria política de las tropas de Felipe V en Almansa (25-IV-1707) para que diera comienzo el proceso unificador que incorporó el reino de Aragón a la monarquía española, considerados nuestros Fueros causa de la rebelión que los aragoneses habían llevado a cabo. De entre todas las consultas para dilucidar la abrogación o conservación de nuestros Fueros, tuvieron peso decisivo para la resolución final las representaciones de Macanaz y sus argumentos, como directo inspirador del sentido y espíritu de los decretos.

Los puntos de apoyo sobre los que nuestro personaje sancionó y presentó como necesaria la supresión de nuestra peculiar forma de gobierno se contienen en su obra Regalías de los Señores Reyes de Aragón, en la que se recoge la esencia de la aplicación del ideario regalista en Aragón. Apreciándose el punto de vista castellano y centralista, y no teniendo en cuenta en ningún momento el sentimiento que en el reino la derogación podía despertar, aprovechó de nuestra Historia y nuestro Derecho todo aquello que justificase sus deseos y desechó el resto, viendo en todo momento a los aragoneses como ladrones del poder real, que debía ser devuelto a su legítimo dueño: el rey.

De acuerdo con estos principios, la derogación de los Fueros aragoneses tuvo efecto por un primer decreto de 29-VI-1707 dado por Felipe V en el Buen Retiro, que afectaba a los reinos de Aragón y Valencia, seguido de un segundo decreto de 29 de julio del mismo año que atenuaba la dureza del primero confirmando en sus privilegios a los partidarios del Borbón en todo lo que no se opusiera a las leyes de Castilla. Finalmente, y por lo que al reino de Aragón se refiere, la Nueva Planta no se organizó hasta el año 1711, a partir de una real cédula de 3 de abril que establecía un nuevo gobierno para Zaragoza. La figura del primer Borbón, Felipe V, unida a la de su brazo derecho, Melchor de Macanaz, supuso el golpe de gracia a la paulatina pérdida de identidad que Aragón venía sufriendo ya desde el siglo xvii.

No hay comentarios: