miércoles, 5 de noviembre de 2008

El Conde de Floeridablanca José Moñino :por Lucas del Pino




Nacionalidad: España
Murcia 1728 - Sevilla 1808
Primer ministro 1777 - 1792
Su formación académica se desarrolla en su ciudad natal, cursando estudios de Leyes que le permiten alcanzar a los 20 años el título de abogado. Su relación con personajes influyentes de la corte como el duque de Alba o el presidente del Consejo de Castilla, Rojas, le permite alcanzar el cargo de fiscal de lo criminal en el Consejo de Castilla (1766). Será enviado a Cuenca para investigar el motín que se produjo contra el ministro Esquilache, poniendo de manifiesto en el procedimiento su pertinaz defensa del regalismo.
Junto con Campomanes, será uno de los defensores de la expulsión de los jesuitas (1767) e inicia una serie de expedientes en los que se revisa la relación de la Monarquía con la Iglesia, destacando el "Expediente del obispo de Cuenca" en el que contestaba a un escrito en el que el obispo se quejaba de la política religiosa seguida por Carlos III.
Moñino será enviado a Roma como embajador y en recompensa a los trabajos realizados para la Corona, el rey le nombra conde de Floridablanca. Su siguiente ascenso será en 1777 cuando es designado primer secretario de Estado, cargo que ocupará durante quince años. En este periodo se encontrará con la oposición del llamado "partido aragonés" encabezado por el conde Aranda, partidario del tradicional peso de los Consejos en detrimento del poder de las Secretarías. Floridablanca llevará a cabo un intenso programa de reformas, especialmente en cuestiones administrativas al intentar crear un Consejo de Ministros con el objetivo de dotar de mayor rapidez y competitividad a los órganos ministeriales. Estas reformas contaron con la oposición de los "aragoneses" que consiguieron retirarle del poder en 1792.
Su política exterior estaba encaminada a obtener una ventajosa posición respecto a Inglaterra -fruto de esta política será la recuperación de Menorca (1782)- y una menor dependencia de Francia, al tiempo que estableció una estrecha colaboración con Portugal y una hábil relación con los reinos no cristianos.
Tras su caída en 1792 sufrió un breve cautiverio en Pamplona, retirándose a su Murcia natal hasta que en 1808, con motivo de la renuncia de Carlos IV y la invasión napoleónica, fue elegido presidente de la Junta Suprema Central, falleciendo ese año en Sevilla. Imagen del busto de Floridablanca, en el parque que lleva su nombre
Región de Murcia Digital En la época de Floridablanca, España aún conservaba el mayor imperio territorial del mundo, logrado en tiempos de Carlos I y Felipe II, pero sus reinos eran demasiado vulnerables porque, al estar tan dispersos, no podían recibir la atención y defensa suficiente por parte de un imperio en decadencia frente al poderío británico y francés.

El primer año del siglo coincide con el inicio del reinado de Felipe V de Borbón en España, que como es sabido aparejó una internacionalizada guerra de sucesión. Posteriormente, con Carlos III se consolidó el "despotismo ilustrado", adaptación monárquica de las doctrinas mantenidas por la Ilustración.

En el ámbito político, Carlos III tuvo que hacer frente a diversas revueltas, como el motín de Esquilache en 1776, por el que el pueblo se sublevó al imponérsele mediante un decreto una forma de vestir, más acorde con las tendencias europeas. Aunque la historiografía especializada pone en cuestión este carácter espontáneo, apreciando detrás de la revuelta el aliento de la nobleza española. Molesta por el protagonismo de los ministros italianos del monarca, como era el caso del propio Esquilache.

La Murcia del Setecientos

El siglo XVIII deja en Murcia importantes muestras del Barroco en arte y arquitectura. Por ejemplo, en 1754 se termina la fachada principal de la catedral, después de 17 años de intenso trabajo, considerándose uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura barroca. Otras obras que embellecieron la ciudad fueron el Seminario de San Fulgencio, el Palacio Episcopal, el Puente de los Peligros, el Malecón, la mayoría de las parroquias históricas, palacios como el de Fontes, Floridablanca, Marqués de los Velez o de los Riquelme. También destaca la obra escultórica de Francisco Salzillo o Nicolás de Bussy.

1 comentario:

narciso dijo...

Todo un simbolo el Conde de Floridablanca de como un politico puede llegar a lo mas alto y caer en desgracia por nepotismo y abuso de poder que fueron las causas que se le abrieron. Un autentico primer ministro de le epoca. Dicen que lo mismo durante su exilio recalo en la Casa Salazar de Hellín.