martes, 9 de diciembre de 2008

Aspectos educativos de la artesania Por Fco .T.Amaro

Aspectos educativos de la Artesanía foto Francisco T. AMARO


La artesanía española era un cuerpo viejo que sangraba lentamente su vena de genialidad abandonado y en el olvido por los rincones de la Patria.

No olvidaré nunca la estampa familiar que imponía un silencio adusto y augusto en mi inquietud infantil. Era un silencio absoluto en la noche blanca. Sólo dos luces en la estancia para el galopar de las manos. Luz en el bastidor. Luz en el bando obrador. Y dos cabezas talladas en 1a firmeza infinita de la tarea. Había vuelo de alma y corazón. Lentamente soñados, ensueños de sol y rocío por la filigrana en la plata y el bordado. Lentamente, las horas vivas? estrellas del artesano, por los surcos de la frente iban sembrando sueño blanco. Y me reclinaba todas los noches sobre una gigante rosa de sombra con su talle partido al filo de la madrugada. Me entregaba el primero, en el regusto de la contemplación de aquellos dos seres unidos, más que por otros vínculos, por aquel sublime del amor a sus profesiones de arte.

El sacrificio frente a una miserable retribución, conseguida en jornadas extenuantes, obraba en ellos con encanto de seductor poema.

Desde aquellos tiempos en que la artesanía era centro de la vida social que relacionaba a las clases y por la que podían lograrse privilegios, derechos de justas, blasones; con sus organizaciones gremiales, en parte de carácter religioso y en parte influyentes instituciones de derecho público--jerarquizada y normativa con celo riguroso en cuanto al ejercicio de la profesión-, hasta nuestros días, tan individualizados sus hombres, tan lejos del conjunto de la actividad social, manteniendo penosamente unas tradiciones en que su personalidad era un gesto inútil tiente a las nuevas formas de vida, un largo proceso de decadencia orgánica ha sufrido esta modalidad de trabajo superior. Al perder su influencia dejó de tener valor social; al recluirse en la misantropía y humillarse a chamarileros, renunció al magisterio, a su otro valor principal educativo, de formación de hombres poseídos de ideas trascendentes.

La raíz de la artesanía ha estarlo siempre en la entraña misma del pueblo; y como no hay manifestación de arte sin proyección espiritual, metafísica, de aquí su justa y exacta definición. El artesano español fué fiel al principio de perseverancia y perfección en su obra, importándole menos el valor material, pues se tuvo siempre por casta ríe hidalgos.

En una de las encrucijadas más difíciles de la vida nacional, en cierto modo y en nuestra manera de sentir, decisiva para el futuro de la sociedad española, la Guerra de Liberación, tanto como aclarar los camillas de las viejas encrucijadas, vino a abrirnos a todos los españoles un nuevo camino central y canalizador, o integrador: por él hemos de marchar todos los hombres de buena voluntad que no fuimos a la lucha voluntariamente sólo por salvar unas posturas sociales muy respetables que fueren-, sino para poner a prueba la rebeldía armarla; española frente a ese tipo de ciudadanía carente de autenticidad por cuanto sus manifestaciones vitales no pasaban de ser reflejos de forma. Tan pobre era su espíritu de comunidad, que ratificaban de anécdota los gestos personales de soberbio señorío que se prodigaban, cuando lo que ellos hicieron no fué, ni más ni menos, que negar a España, relegando la vida a la categoría de anécdota. Y el enemigo número uno de la cristiandad a la espectativa para lanzarse en su momento sobre los despojos de la tragedia española.

En este clima, la artesanía se iba convirtiendo en motivo de curiosidad a ojos extranjeros, de futilidad típica, recuerdo de viaje por España, Como la danza y las canciones como se intentó hace unas décadas por ciertos políticos con las procesiones de Semana Santa y las corridas de toros.

En la ordenación del nuevo Estado a la Organización Sindical cupo el honor de reivindicar la artesanía española y elevarla al lugar preeminente que hoy ocupa en las tareas nacionales, y ha cumplido en buena ley, prodigándole atenciones y celo constantes.

La Declaración IV del Fuero del Trabajo señala que "el artesanado--herencia viva de un glorioso pasado gremial--será fomentado y eficazmente protegido, por ser proyección completa de la persona
humana en su trabajo y suponer una forma de producción igualmente apartada de la concentración capitalista y del gregarismo marxista". Bajo sus propios preceptos legislativos y una estructuración gremial y cooperativista que es garantía y salvaguardia del modo de crear cosas bellas con peculiar estilo cada maestro? el arte popular renace y vuelve a ser vínculo de trabajo en la familia con esa dimensión cristiana y nacional que nos es característica en los pueblos libres.

No es nuestra intención barajar cifras o datos estadísticos sobre el número de artesanos, gremios constituídos, cooperativas en funcionamiento y familias que las integran; ni tampoco hablar de escuelas y centros de formación, mercados, exposiciones, concursos y certámenes abiertos a lo ancho y lo largo de la Patria; ni a su presencia en manifestaciones más allá de las fronteras: ni de la asistencia que reciben a través de la Obra, Sindical correspondiente en préstamos, materias primas, herramientas y útiles de trabajo. Todo ello es do volumen cuantioso y llega con frecuencia al dominio público por medio de los órganos de expresión y las publicaciones profesionales. No vamos a introducirnos, por otra parte, en los terrenos de la técnica artesanía, tan compleja, tan variable y tan rica de matices, do perfiles tan singulares como la multiforme personalidad y la geografía hipánicas, que éste es terreno de la crítica de arte. Asimismo pasamos de largo la tradición guardada en las ciudades y los pueblos grandes con sus círculos de artesanos y la nomenclatura: de las viejas calles, a las que los vaivenes de la política no consiguió hacer cambiar los nombres hondos y sonoros de los oficios junto a los de guerreros, reyes y santos. Hubo un tiempo no lejano en que los escritores, para dar majeza al ambiente de sus obras, situaban el acontecimiento en lugares de nombre artesano alguien dijo que por ellos soñaban ser clásicos. No es nuestra intención, repetimos, las estadísticas, la, técnica ni hacer prosa de la artesanía, sino un intento modestamente laborioso -artesano-para traer el agua al molino de la docencia.

La artesanía, como valor educativo, de cultura popular, es una manifestación de primer orden en la vida española de nuestro tiempo. La capacidad de captación de esta necesidad manifiesta es varia, según la relación que encontremos entre las diversas categorías humanas y su estado de naturaleza. Entre el pueblo y la capital, productores de artes decorativas y aplicadas: entre el hombre que entrañablemente trata materiales nobles, creando y recreando su ánima, con el pulso magistral que enseña para legar tan sólo derechos de progenitura, y la escuela de dilatados horizontes, donde se aplica la renovación con tal amplitud de criterio que puede poner en peligro la pureza original y, desde luego, con poco respeto a lo auténticamente vernáculo. En la línea de la concepción española más ortodoxa, se llega al moderno estilo colonial-vino nuevo en odres viejos-¡ pero por mucho que se trate de estilizar, de depurar un tema, nunca será nuestro con honradez artesana cuanto desde el enciclopedismo ha pasado de matute en hosca de un puesto al sol. De aquí el primer aspecto docente de la artesanía española actual: saber discernir acerca de lo verdaderamente propio (sin que neguemos su mérito a, lo de otros) para mantener una continuidad vital. Y sobre P esto, que los maestros ejerzan su magisterio.

La palabra maestro aplicada a los oficios manuales es necesario revalorizar la debidamente Maestro no es el que enseña a otros la confección de cosas más o menos útiles o do aceptación, dejando el resto de las posibilidades a la inteligencia innata de los oficiales o fas aprendices, y que el tiempo y la fortuna pongan lo demás; no. El maestro de artesanos ha de ser forjador do hombres--independientemente de la utilidad que puedan reportar en la industria y el comercio expresión e inquietud de artista. Tengamos muy presente para la mejor comprensión de esto que la artesanía tiene cánones clásicos en los que cada perfil es la manifestación de un temperamento. Asimismo, el mantenimiento del espíritu regional es necesario en la pedagogía artesana, ya que en nuestra Patria han sido las regiones el centro de la tradición hasta el liberalismo maquinista y los fenómenos sociales subsiguientes. La herencia familiar hizo posible la fama, de los objetos, a los que siempre va unido, no una firma, sino el nombre del pueblo como mejor marchamo.

Las normas antiguas rara la formación de artesanos eran un tanto empíricas en razón de su propia contextura familiar y gremial. La reparación del artesano de hoy debe empezar por el alumno de la escuela elemental porque en ella se tensan las íntimas vibraciones de sus sentimientos y porque la escuela, moderna es el pórtico de una educación social imperativa e insobornable. El espíritu vocacional del muchacho, que se despierta en las aplicaciones manuales la orientación profesional, es de suma importancia para descubrir las posibilidades creativas ante la presencia del arte menor en su propio ambiente evolutivo, físico, intelectual y de convivencia.

El valor educativo de la artesanía es elemento fundamental en la formación del hombre porque ella ha de ser vehículo ideal para el desarrollo en su ser de una concepción de la vida cuajada de trascendencias metafísicas y de un convencimiento pleno de su misión crea" dora de armonía humana. El artesano moderno seriamente dotado puede serlo en plenitud de ejercicio al que vincula su existencia o puede serlo también dedicando al placer de creación sus horas de asueto con provecho. En ambos casos, la educación social marcará una manera de ser característica en el nuevo mundo del trabajo.

Es muy complejo el problema de la educación del artesano para que logre una conciencia propia de su función y el de la proyección cultural de la artesanía, que termine de una vez con la perniciosa costumbre de cargar todo el peso de la obra en el sentido intuitivo la técnica en la rutina. Para este enunciado nos urge crear unas minorías de educadores selectos, entre los que hemos de contar a los maestros nacionales, y la implantación progresiva de cursos especiales sobre la materia, empezando en las propias Escuelas del Magisterio, y el complemento utilísimo de la psicotecnia al servicio de todos.

Es de justicia señalar que los actuales centros pedagógicos de artes y oficios artísticos son los herederos directos de la antigua organización nizaci6n gremial en cuanto a formación profesional. Desde la ordenanza de Carlos III sobre otorgamiento de escritura para el ingreso de aprendices en los talleres (15 de mayo de 1788), y que podemos considerar como punto de partida en la, intervención del Estado, de exclusiva vigilancia entonces, estas escuelas, dependientes del Ministerio de Educación Nacional, han mantenido con alta eficacia-dentro de las pobres dotaciones asignadas y sin posibilidades de extensión cultural--la educación de la juventud obrera prendida de inquietud artística. El natural progreso industrial impuso a los legisladores sucesivos cambios de modalidad; se prodigaron planes de estudios poco meditados que habían de limitar sus disciplinas. Falta de bases estables, la artesanía quedó prácticamente excluída de la vida docente, como ya hemos afirmado. Esta es la hora de poner de relieve su singular finalidad pedagógica como centros coordinadores de las enseñanzas Lanzas artísticas en función de cultura popular, recogiendo la labor de los inferiores de orientación en el período escolar, extendiendo sus medios a los rincones más apartados y en estrecha colaboración con la Organización Sindical ir a la conquista de masas para incorporarlas resueltamente al Movimiento.


La artesanía, como valor social, es otro punto propuesto de este trabajo. En esta época nuestra, que tanto se habla de crisis de valores, cada día es más intenso el diálogo y más necesaria la relación: diálogo y relación incluso supranacionales, que encontramos en la agenda de cualquier hombre medio, aunque sea por conductos impersonales o indirectos El reconocimiento de la jerarquía es condición previa en las relaciones entre los pueblos: de la jerarquía por estadios sociales comunes. Esta línea se quiebra en los movimientos obreros de resistencia-de presión, en realidad-, cuya honda crisis se manifiesta en los encuentros de las propias organizaciones para tratar problemas que son su única razón de existir, en un plano específico internacional. Aquí está en crisis el movimiento de resistencia mismo. Por el contrario, de unos años a esta parte, los trabajadores vienen tejiendo una tupida red de intereses solidarios por la relación y diálogo de las bellas artes y los nobles ejercicios practicados directamente como complemento de los deberes laborales, y, ¿por qué no?, a modo de escape de un malestar o de un estado de decepción ante tanto mecanismo clasista. En este fenómeno tan humano, de que los hombres del trabajo se entiendan perfectamente por la vía de la sensibilidad y la emulación tónicas, se halla la artesanía. Por lo que la categoría, de valor social la alcanza en lo nacional y en lo universal: postura. española de siempre.

El hombre actual, barnizado de ilustración, carece de tiempo para preocuparse de muchas cosas que no le sean imprescindibles a su andar utilitario, por lo que suele entregarse a opiniones ajenas que, cuando son callejeras, suelen carecer de autoridad suficiente, pero que llenan los rincones de su vida, cuando no es la vanidad quien sale a escena. Entre el mal gusto y seguir la corriente que practica esa verdadera masa superflua de los grandes núcleos urbanos pululan todos los engendros multitudinarios antisociales.

Observa Benjamín Jarnés (1) que el público suele buscar el libro fácil. "Huyamos de esos libros escritos para el público. No debe escribirse para satisfacer el gusto del público, sino para crear en él un nuevo gusto o, al menos, encauzarlo, depurarlo, robustecerlo. Buscar siempre el libro que nos supere, por él cual nosotros mismos podamos superarnos. Buscar el libro difícil." Y estas frases las aplicamos en su plena intención didáctica a la artesanía y a los artesanos.

Cuando tantos organismos influyen en los avances de la civilización de la que son 'factores positivos, entre los que figuran los sindicatos parece natural que su función educativa y cultural esté íntimamente ligada con los intereses, las necesidades y las justas aspiraciones de esos mismos estratos sociales que encuadran y representan legítimamente, El problema de la incorporación orgánica, del pueblo a sus instituciones de derecho se hace más exigente a medida: que se acentúa la concentración de energías por una finalidad histórica Es necesaria la educación para lograr una mayor comprensión de los trabajadores, y en la lucha por alcanzar medios de vida superiores, que es también perfeccionar una condición ya sólida dentro de la sociedad, todos los elementos favorables a ello deben ser rigurosamente utilizados. El que vuelva a tener la artesanía valor social en este reencuentro revolucionario con la tradición en la vida de nuestro pueblo es de la mayor importancia. La, artesanía pura' fruto de amor y de sensibilidad íntimos, como mensaje de hermanos a hermanos en un mismo plano de hombres sencillos que laboran bajo la consigna de que las naciones son más poderosas cuanto más cultas. Quiera Dios que el nivel de España se mida, otra vez por el diálogo de las armas con las letras y las artes en la cabeza y el corazón de todos sus hijos.

(1) Recogido por José Antonio P. Rioja en un trabajo publicado en la Revista de la Educación.

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