martes, 2 de septiembre de 2008

"Conociendo nuestras calles :El Barrio Nuevo Colaboración Emiliano Martinez



Nos tenemos que remontar varios siglos en la historia de nuestro pueblo para conocer el por qué de esta denominación. Aunque el nombre lo lleva una calle, a toda esta gran zona del viejo Hellín se le viene conociendo así, como ocurre con el vecino barrio del “Pozo de los Perros” o con el nuestro de “La Portalí”.
Ya fuera del recinto del Castillo, no cabe duda que esta era una zona de expansión de la población y aquí se entrelazan calles tan antiguas como Beso, Ánimas, Mensaje, Desengaño, Peligros… tocando con el Cinto y la Marta, ésta ya en el “Adarbe” de la Portalí, y enlazando con la Asunción.
Pues bien, empezando por esta calle de Asunción, recordamos a Antonio, “Pisicos”, dependiente muchos años en la droguería de Pedro Pascual, en el “Rabal”, y que luego montaría su tienda en lo que antiguamente era la “Torre del Reloj”, en las escaleras de la calle Rosario. Gran tamborilero, formó muchos años en la Banda Municipal de Cornetas y Tambores.
Seguimos con la casa de Juan “Borlas” y Clotilde “La Perla”. Él de la familia de los “Palencias” era sastre, con el “Maestro Ochando”, y después conserje en la “Casa de Maternidad”, élla una excelente modista, de acreditada fama, que trajo una preciosa imagen de la Virgen de Lourdes que, durante muchos años, guardó en su casa y que hoy veneramos en el Convento de los Padres Franciscanos.
Esta casa tiene una de las más famosas historias de Hellín. Los muros de su fachada tienen dos metros de anchura y de siempre estuvo considerado como un lugar sagrado. Antes de ser destinada a vivienda fue la Ermita de la Santísima Trinidad, anteriormente Mezquita, construida sobre una iglesia visigoda, y en tiempos primitivos Ara o Altar. Sus cimientos son de cemento ciclópeo. Hoy es propiedad de la Cofradía de “La Dolorosa”, donde tiene su sede.

Lindando nos encontramos con el horno de “La Bella” y su hermano Boluda, ya casi en la confrontación de la “Cuesta de la Cárcel”, y dándonos acceso a la casa de Juan Losada con su afamada fábrica de caramelos “La Pájara”, que inundaba con su peculiar aroma todos los rincones del barrio, incluida la Ermita del Rosario. Hoy, uno de sus nietos, mi buen amigo Alfredo Antonio Losada Azorín, la está reconstruyendo para instalar allí el “Museo del Caramelo” y una sencilla hospedería.2
Pasamos después a la vivienda del célebre sacristán Francisco Millán y su esposa Sofía, sin olvidar a sus hijos Mariano, Rafael e Higinia. Allí vivió años más tarde Rafael con su taller de carpintería, de donde salieron infinidad de retablos y otros objetos, auténticas obras de arte.
Después tenemos a “La Serafina” y su esposo Antón “El Soldao”, carniceros y excelentes artesanos de charcutería. También se llenaba el barrio de aromas cuando la “Serafina” cocía las morcillas. Allí crecieron sus hijas Consola –fallecida en la flor de su vida-, Pepa y Mari.
En la otra acera Justo, empleado de Banesto, y su esposa Petra, con sus hijos María y “Ñoño”, extraordinario mecánico, muerto en accidente de automóvil. Antonio Córcoles, empleado del Banco Hispano Americano, y su esposa Antonia, con su sobrino Amando, también empleado de banca, fallecido muy joven. En el piso alto, Manolo y la “Piquica”.
Después las hijas del maestro Don Basilio, Rosarito y su hermana Consuelo, sin olvidar al joven Rafaelito, fallecido en el sanatorio antituberculoso “Virgen de Los Llanos”, en las afueras de Albacete.
Cerraban la calle Paca “La Morena”, camisera, y sus hermanos Luis, barbero y guardia municipal, y “Pelleja”, sastre y buen catador de vinos.
Es obligado ahora un rápido paseo por la calle Marta, que arrancando de la calle Asunción nos llevará a “La Portalí”. En el número uno tenemos a Juan Marco “Vicentillo”, trabajador del Registro de la Propiedad, y su esposa Lola Castillo “La Lobica”, con sus hijos Vicente y Pili, sin olvidar a Encarna “La Chacha”, dueña de la casa.
Ya en la cuesta, Josefica y Dioni “Las Colas”, limpiadoras del Casino Cultural, y su hermano Ricardo. La Rosa, con su casa de “relaciones públicas”, con muy buen género, y su hermano Perico. el pintor. Y finalizando esa acera la casa de “Potrilla”, con Rafael “El Popi” y su esposa Sole. Enfrente, haciendo esquina con la calle del Arco y la de San Francisco, estaba la tienda de su padre.
Remontando la calle Marta, nos tropezamos con el alpargatero Manolo “Perete”, padre del célebre “Perete” que hemos conocido hasta hace muy poco.
Seguimos con la Magdalena, madre de la Cari, casada con el futbolista Miausser. Paca Poveda “La Cajina”, con sus hijos Antonio, Pilar y Agustín. El ciego “El Deseado”. “El Señor”. Y la Encarna “La Borrega”, madre de Rafael y “Sandrini”, hermana de Roche, el policía municipal.
Y finalmente, en la placetica, Diego Fajardo y su esposa Encarnación Sánchez, hija de la célebre Amor “La Planchadora”, con sus hijos Elvira, Rafael “El Rojo”, Diego, Amor y Juan “El Manta”. Diego trabajaba en la fábrica de harinas “La Gracia” y su esposa Encarna era limpiadora del Banco Central, puesto que continuaría su hija Amor.
Pasada la casa de “La Morena”, entramos ya en la calle del “Barrio Nuevo”, y en la primera casa había una hornacina con la Virgen del Carmen, habitando la vivienda Antenor Deltell con su esposa Juana “La Paloma”, y sus hijos Carmen, Amparo, Adelita y Antonio “Tres Pelos”.
Después nos encontramos con una familia muy vinculada a la Ermita del Rosario, como era su santero Donato Villena y su esposa Elvira Del Pueblo “La de las Sillas” (por ser su vendedora en la iglesia), con sus hijos Luis (monaguillo con Don Fortunato), Rafael, Antonio, Manola, Pepa, Carmen y Lola.
Antonio “El Policía” y su esposa Rosario, con sus hijos Antonio, Fefa, Rosario y Dolores. Estando Antonio de servicio en un domingo de Feria, se encontraba en el callejón de la Plaza de Toros, en una gran corrida. Un toro saltó la barrera y Antonio tuvo que trepar a la contrabarrera con la ayuda del toro. No llegó a superar el susto.
La Zenona. Y ya en “El Corralico”, “La Morena, madre de Nieves, casada con “El Rocho”, y de Manolo, el pintor de las carteleras del Teatro Español.
Encarna “La Coñiquí”, madre de Manolo el barbero, de Vicente y de Mari. Juana “La Chambilera”. El guarda Ramón Lozano, padre de los Lozano con sus comercios de calzado.
Los padres de Leles, la del Kiosco. “Tonico” el albañil. La Sacramentos. La familia de Jesús Monguerre. Paco “Menchas” y su esposa, con su puesto de quincalla en la calle de Alfonso XII, con sus hijos Paco y Antonio. Su hijo Paco, que también heredó el alias de su padre, se establecería luego con una mercería en la misma calle. La Sole, suegra de Miguel el de Torrecillas. Y Antón del Oro, con su venta de levadura a las panaderías, dando el servicio en bicicleta. Seguimos con “La Chichirra”, cuyo esposo se ahogó en la “Balsa de Capote”. Javiera “La Peinadora” y su hija Juanita. La “Báidaz”, madre de los “Gaseosas”. Y “Botica”, el carpintero, hermano de la “Pepelita”.
En la otra acera empezamos con Esteban y Virtudes, con su familia numerosa: Juan “El Zapatero”, Trini, Manolo, Julio, Mari, Esteban, Pepe Luis y Antonio. “Chaparro”, empleado de la confitería “La Elisa”, con sus hijos Manolo y Eusebio. Alfredo Rodríguez y su esposa Pacenciana, con sus hijos Rosario, Ezequiel, Antonio, Rafael y Alfredo “El Electricista”. El hijo de “Diegones”, casado con la hija de Ginés el “Carbonero”.
En el callejón , la madre del tapicero y del silla. Cloti la de Cañadas. “La Roja”, madre de los Reaza. Después venía la tienda, con María “Bocabierta” y Antonio “El Carreño”. El electricista Marcíal Aguilar y su esposa Matilde, con sus hijos Pili, Loli y Marcial. La tienda de “Las Bayonetas”. Cuando éstas cerraron, la abrió la “Bocabierta”. El barbero Tauste. Amanda, madre de “Los Marcas”. Torrano y Sevilla, que iba de albañil con Juan “El de la Amor”. La calle se cerraba con el bar de Víllora, yerno de Segismundo Perales.
No podemos dejar el “Callejón del Beso”, donde pernoctara el Emperador Carlos V, en su viaje a Murcia en pleno mes de Diciembre, en la casa conocida como “Casa de Mascuñán”, en aquellas fechas propiedad de Don Ruy Lope de Ávalos, Adelantado del Reino de Murcia. La tienda de Juan Montoya “El Chucho” hacía esquina con la calle del Beso, siguiendo la Sole “La Blanqueaora”. Aquí vivía la célebre “Reinica”, casada con Manolo “El Ollero”, y su hija Dolores, casada con “El Habichuela”. “Birumbo” y la Rafaela. Jesús Pérez y la María, padres de Hipólito, Jesús “El Niño””, Pepe Luis y Miguel Ángel. La hija de Demetrio, el del Bar. El futbolista Sáez, casado con Manola, la hija de Donato y Elvira. Pepe y esposa, con sus hijos Milagros, Pepe, Antonio, Enrique y Rosario “Los Nenejos”. Constante el de la RENFE y cobrador de la luz. “La Chivata”, madre de Paca, casada con Rafael Torrecillas, y de Sara. Hermana de Marín el de la tienda de Miguel Juárez, en la esquina del “Rabal”. Cañadas “Jefe de la Brigadilla” y su esposa Lola, con sus hijos Rafael y Lola. La Maravillas con sus doce hijos. Abuela de la “Cande”. El “Rocho” y la Ascensión, con Paco y su hermana.. Y cierran esa acera “El Moño y la Moña”.
En la acera de los nones o impares, estaban Santiago y Pura, la hija de Patrocinio, con sus hijos Pepe “El Huevo”, Juan “El Ratón”, Pura y Mari. Seguía otra Pura, “La Purica”, doncella con Doña Candelaria Falcón Urrea. Otra “Moña”, bastante gorda. Isabel, la de “Polainas”, con la Dolores y Ginés. Sin olvidar al “Abogado Sánchez”. La “Machomuerto” con su familia. “Cascorro” con sus pintores. “Los Macicas” Lola “La Chivata”. La “Morena”, con su hijo “Carmen Miranda” Y finalmente “El Moño” el espartero.
La “Cuesta de la Cárcel” bien merece un “Baúl” especial, por ser mucha la historia que conlleva y muy conocidas las familias que la poblaban, como eran los “Caracoles”, los “Brujos”, los “Sarmiento y Caza”, el Acle y Lola, los “Cabezones”, Don Octavio y Clemencia, los de “La Pájara”, Don Pascual… Por éllo los dejamos para otra vez, ya que quedan un poco descolgados del “Barrio Nuevo”.
Mi agradecimiento a quienes me han ayudado a recordar a los vecinos de este sencillo barrio, cargado de la mejor historia de nuestro pueblo. Mi buen amigo Diego Fajardo Sánchez “Dieguete” y su hermana Amor, viuda de Pepín el “Barbero”, amigos desde mi infancia. Con éllos compartí una tarde recordando a todas aquellas personas, hoy muchas desaparecidas, con cariño y respeto.
Pido disculpas a quienes pueda molestar el uso de los motes o apodos, con los que se conocían antaño. Nunca he tenido el ánimo de ofender, antes al contrario recordar a aquellos hellineros olvidados, que dieron vida al Hellín de hace setenta años.

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