jueves, 9 de octubre de 2008

LAS MINAS




Localización y características
Al sur de la Sierra de los Donceles y en el límite de la provincia con Murcia, a 30 km de Hellín, trazado por el río Segura, se encuentra el poblado de las Minas. Recibe este nombre a causa del alumbramiento de azufre que existe en la zona, y que al parece se explotaba ya en época romana.

En la actualidad cuenta con 116 habitantes, su altitud es de 396 m.

Presenta una estructura lineal volcada sobre la carretera local de Salmerón (Murcia), con edificaciones dispersas. A la entrada del pueblo se erige un conjunto de “casas baratas” que constituyeron una promoción de iniciativa pública de viviendas sociales, aquí vive, la mayor parte de los habitantes de Minas, y junto a ellas se emplazan los escasos equipamientos existentes: escuela, centro social polivalente y consultorio médico.

La visita
La visita a esta pedanía y a sus alrededores es de gran interés, podemos aquí encontrar vestigios de un pasado no muy lejano.

El paisaje de las minas es de color blancuzco y con una vegetación muy escasa fruto de la actividad de extracción del azufre que se ha desarrollado durante más de 400 años, en los que se deforestaron los montes para alimentar los hornos y se fueron depositando montañas de materiales de desecho.

Todavía hoy podemos encontrar restos de la actividad minera: minas abandonadas, varios conjuntos de hornos cilíndricos, transformadores, algunos restos de la línea de ferrocarril inaugurada en 1904 y algunos restos de edificaciones.

Pasadas las casas de la pedanía, existe una zona de casas semirupestres o casas cueva donde vivían la mayor parte de los obreros. La mayoría de ellas están pintadas con azulete que es un desinfectante natural.

Algo de historia de las Minas
Sobre las Minas se han publicado diferentes artículos :

“Ferrocarril de las minas de azufre de Hellín a la estación de La Minas” de Francisco de los Cobos Arteaga (Federación Castellano Manchega del Ferrocarril)
“Arqueología industrial en Hellin: Las minas de azufre” de Rubí Sanz Gamo, José Antonio Domingo Jiménez y Antonio Selva Iniesta (nº27 de la revista Zahora, 1998)
“Arqueología industrial en Castilla-La Mancha: las minas de azufre de Hellín” de Sebastián Bellón López (Nº 25 de la revista Añil, 2003)
“Las Minas de Azufre de Hellín: de monopolio estatal (1589-1845) a oligopolio privado (1845-1970)” de Antonio Selva Iniesta (nº 6 de la Revista Cultural Albacete, 2005).
De este último artículo publica La Verdad lo siguiente:

“ Las Minas de azufre de Hellín son una referencia constante en manuales de geografía, historia, geología, y sin embargo hay una ausencia total de estudios de carácter económico. Esto se justifica por la ausencia de monografías de carácter científico, dificultades de acceso a las fuentes, y el hecho de que cesó en su actividad entre 1965 y 1970, y que por tanto carece de interés para los estudios que no sean de carácter histórico.

Es importante conocer los antecedentes históricos de esta explotación azufrera. Aparecen recogidas en un texto del geógrafo musulmán Az-Zuhri hacia el año 1154. Es a partir de finales del siglo XVI cuando comienzan a tenerse datos fidedignos sobre su explotación. Entre 1564 y 1565 los yacimientos de Hellín habían sido denunciados; en 1570 se hizo merced de ellos, al parecer al contador Garnica.

Su hallazgo fue fortuito, durante una quema de rastrojos. Al prender fuego, éste se extendió con rapidez despidiendo un fuerte olor a azufre. El 2 de julio de 1562 obtienen la provisión para su explotación Alonso de Monreal y Juan Sánchez Buendía. En la última década del siglo XVI la producción abastecía las principales fábricas de pólvora de España. Importancia estratégica que en el siglo XVIII volverá a ser puesta de manifiesto “porque no hay otro en toda España, siendo cosa tan necesaria y esencial para la pólvora”.

Tras la muerte de Fernando VII, en 1833, el Imperio español en América se derrumba y el azufre, base para la fabricación de la pólvora, se ve reducido a los otros usos. En 1847 Madoz estima la producción en 36.000 arrobas anuales de las cuales la mitad se destina a la fabricación de la pólvora en la fábrica de Murcia y la otra mitad se destina a las fábricas de Cataluña para la preparación de ácido sulfúrico y otros productos químicos.

En 1901 se constituyó la Azufrera del Coto de Hellín, dirigiéndose principalmente hacia usos industriales. Fundada en 1899, la Industrial Química de Zaragoza compró remesas de Hellín. Transformaba ácido sulfúrico, clorhídrico, nítrico y azufre cúprico para tratar las viñas del oidium. Este uso como plaguicida aunque conocido desde la antigüedad se desarrolla en un momento de auge del viñedo en España a partir de 1870 coincidiendo con el desarrollo de la filoxera en Francia.

El crecimiento de la demanda extranjera al desatarse la plaga de la filoxera en Francia hace que los viñedos de Cataluña y Valencia sean incapaces de abastecerla y los vinos de Castilla-La Mancha entran en los circuitos comerciales internacionales. No será hasta bien entrado el siglo XX cuando la filoxera hará acto de presencia en la región.

A finales del siglo XIX se asiste en general a un proceso de cambio en todos los órdenes, es como si el capital privado achacara de todos los males de una explotación rica en sus veneros pero mal gestionada en sus aspectos técnicos y de gestión. Entre estos cambios está el que afecta al método de extracción. Hasta esta fecha el método seguido era de a cielo abierto desde donde se excavaban galerías paralelas al suelo, buscando las capas mas superficiales y también las más ricas, al tiempo que evitaban las zonas más inundables.

Este sistema practicado desde hacía siglos da paso a los pozos verticales y galerías que ofrecía un rendimiento mucho más alto y efectivo. Este sistema requería de una infraestructura que obligó a un intenso esfuerzo de modernización: raíles y vagonetas en algunas galerías y entre pozos y los hornos; jaulas y montacargas, con sus castilletes y casetas para la maquinaria y el tren minero.

El problema principal al que debía hacer frente este sistema eran las continuas inundaciones, que obligaron a la excavación de galerías de desagüe y a la instalación de bombas. La persistencia del problema obligó a buscar solución definitiva, que fue la centralización de los diferentes desagües hacia un pozo único denominado Esperanza.

El proceso de beneficio cambia sustancialmente paralelo con los cambios en la extracción. Los crisoles cerámicos son sustituidos por los hornos tipo Claret situados a pie de pozo para llevar a cabo la primera fusión.

El azufre siciliano era el principal competidor del azufre de Hellín, cuatro veces más barato que el de las Minas. El año 1920 fue el año de la irrupción del azufre americano en las plazas de contratación europeas. Los criaderos de Florida se habían activado durante la contienda a causa de las dificultades de suministro desde España y Japón e irrumpieron con fuerza por su enorme capacidad productiva, gracias a un renovador método extractivo. En 1923 estadounidenses e italianos se autoasignan la capacidad de fijar los precios y se reparten el mercado.

Alternativamente, el azufre deja de obtenerse solo de yacimientos naturales, el gas natural y sobre todo el petróleo contienen azufre. El azufre refinado debido a que constituye la materia prima principal y supuso el fin definitivo no solo de las minas de azufre de Hellín, sino también las demás minas españolas. Incluso hoy día las de Sicilia, están abandonadas y son destino turístico. Los costes de explotación fueron siempre el talón de Aquiles del negocio azufrero de Las Minas. Problemas de mala localización como su situación en un lugar tan insalubre que impedía su explotación durante los meses de verano por las epidemias de tercianas, dificultades de sacar el metaloide, por carecer de comunicaciones, falta de mano de obra, y aún mas de especialistas.

Todas estas dificultades se tradujeron en que los costes de producción siempre fueron mayores que su adquisición fuera de España. Dado que los beneficios dentro de la política colonial española, habían desaparecido.

El azufre hellinero es siempre alabado por su calidad, la flor del azufre era el producto más demandado por la industria farmacéutica por su pureza y calidad tanto en los mercado nacionales como en los internacionales, pues otros azufres contenían pequeñas partes de arsénico que los hacían venenosos para el hombre. Sin embargo, su explotación está cuestionada por sus elevados precios.

El final de las explotaciones mineras del azufre viene principalmente de la obtención de materiales energéticas de primer orden, petróleo y gas natural, donde el azufre es un elemento residual. Posiblemente, el futuro de la explotación de Las Minas hubiera pasado por convertirse en un gran complejo industrial destinado al refino del azufre aprovechando sus instalaciones, cosa que intentó durante diez años, pero su mala localización traducido a costes elevados no lo permitió”

Actividades económicas
Actualmente y tras el cierre de la actividad minera, la base económica de sus habitantes se orienta hacia la agricultura. Los principales cultivos son arroz, maíz, trigo y hortalizas en general.

En cuanto a la ganadería predomina el ganado ovino y caprino, sobre todo el segundo.

Fiestas y tradiciones
Sus fiestas son el último fin de semana de julio o primeros de agosto según el año.

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