martes, 12 de agosto de 2008

" Nace la Revista Macanaz en Enero de 1952"


Esta foto pertenece a la portada de la revista Macanaz Núm.0 (Foto Archivo del autor).
otra noticia que rescato de mi viejo archivo ,es la de el nacimiento de la revista literaria macanaz en enero de 1952.
De la mano de unos ilustres hellineros como Don Francisco Alonso Sánchez, Don Manuel Precioso García, Don Jacobo Serra Martínez, Don Agustín Fernández Guirado, Don Antonio Preciado Monserié, Don Antonio Millán Pallarés, Don Alejandro Arroyo Martínez, Don Francisco Toboso Serrano, Don Enrique Serrano Guirado y Don Antonio Andujar Balsalobre.Nace en nuestra ciudad la revista literaria Macanaz , en el mes de enero de 1952.
En dicha revista apaerecia publicado el pregon de Joaquin de Estrambasaguas que también fue crónista de la ciudad ,acontinuación lo rescatamos dice así:

Pregón De la Semana Santa de Hellín Por Joaquín de Estrambasaguas.

Ya va a comenzar la Semana Santa en España. El país entero se prepara a celebrarla. Las innumerables Hermandades de la Pasión de Nuestro Señor se impacientan ya por lucir el fruto de los desvelos de todo el año. Unas ricas, otras pobres, algunas casi sin recursos económicos; todas concluyen los últimos preparativos. Unas con opulencia deslumbrante, otras supliendo el lujo con el buen gusto ; otras, a fuerza de sacrificios o con el auxilio de benéficos y generosos protectores, desfilarán en los días de la Semana Santa por las calles de las ciudades españolas ante la emoción de la multitud, como un alerta al catolicismo, íntegramente formal y corpóreo con nuestra Patria, que vive en él la Pasión del Salvador en todo su máximo dramatismo.

Ya va a comenzar la Semana Santa y en Hellín se aprestan a celebrarla con la riqueza y lucimiento que en años anteriores. Hellín, con su nobleza manchega y su fertilidad meridional, tiene una personalidad inconfundible para cuantos hayan visitado aquella ciudad, una de las más bellas y prósperas de España. Es como un mundo aparte en medio del antiguo reino murciano, donde se halla enclavado. Ya en el siglo XVII, uno de sus hijos ilustres, el escritor don Cristóbal Lozano, citaba siempre su ciudad natal como un pequeño estado, dentro del Imperio español: "...la ciudad de Hellín y su partido;, esto es, como a la verdad resulta: una entidad geográfica e histórica con vida propia y genuina. Y hoy, ciertamente, lo es por la riqueza que produce y el carácter de los hellineros, a quienes podría designarse en su sentir "españoles de Hellín", sin más, según ya se les conocía en la época árabe.

Por eso su Semana Santa refleja muy bien a la ciudad, en su opulencia, en sus características propias y en su belleza, que, con el esfuerzo unánime de la población y la protección de varios hellineros ilustres y magnánimos, ha resucitado más espléndida, si cabe, después del horror de la guerra civil, que tan cruel la maltrató...

¡Venid a la hermosa ciudad de Hellín para vivir con ella su Semana Santa! ¡Venid quienes queráis sentir el inefable gozo de su fervor religioso y de su arte en que siempre se hermanó el sentir de España! ¡ Venid a ver la hermosa ciudad, convertida en templo de viva fe en el desfile suntuoso y múltiple de sus procesiones de Semana Santa !

Ya están impacientes los activos hellineros para sacar a hombros, bajo un sol limpísimo las magníficas imágenes de sus Cofradías y Hermandades.

Ved la hermosísima Virgen de la Amargura, que encabeza los desfiles procesionales, obra extraordinaria del escultor hellinero José Zamorano-juventud vital y madurez artística-, que, abrazada a la cruz, halla en sus duras aristas el recuerdo maternal del tierno Cuerpo de su Hijo, mientras la rodean, con sus túnicas blancas y encarnadas, los hermanos de su Cofradía de la Santa Cruz.

Típico de la Semana Santa de Hellín es el "Paso Gordo" la Oración en el Huerto, obra de Coullaut Valera, con su Hermandad de ochenta nazarenos ataviados con la característica túnica verde y el dorado fajín.

Una de las Hermandades más deslumbrantes de la Semana Santa hellinera es la del Prendimiento, cuyo "paso", magnifico también, es obra de Coullaut Valera. Pertenece al gremio de las Artes Blancas, y su medio centenar de nazarenos lucen lujosas túnicas de raso color salmón y capa gris plata y precioso báculo con la alegoría del "paso"

Los Azotes, el hermoso grupo escultórico de Fernández Andes, el malogrado artista sevillano, sobre un elegante trono románico trazado por Millán Villote, arquitecto ilustre de Hellín cuenta con numerosa Cofradía, de unos cuatrocientos hermanos, en su mayoría alfareros una de las más antiguas industrias de la ciudad.

La Hermandad de Nuestro Padre Nazareno celebre por el novenario que celebra en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción tiene una emocionante imagen titular, de Coullaut Valera, ricamente ataviada. Y otro Nazareno, el Cristo de Medinaceli, tan madrileño, simboliza la devoción del gremio de la madera, de rancio abolengo en Hellín en el barrio de San Roque.

Santa María Magdalena, también obra de Coullaut Valera, es la titular de una lujosa Hermandad y desfila, enlutada en la noche del Viernes Santo con fúnebre belleza que destaca sobre las túnicas blancas y áureas de los hermanos de Ia Cofradía.

La Hermandad de San Juan, cuya imagen, del valenciano Díez, va sobre un magnifico trono, construido en los talleres de Martínez Paterna, en Hellín con sus setenta nazarenos-túnica verde y blanca-ha contribuido en gran parte al resurgimiento de la Semana Santa en Hellín, al iniciar con el brío de juventud la tarea de reconstrucción.

Gran novedad va a ser este año en la procesión del Santo Entierro el desfile de la Hermandad del Crucificado, con sus doscientos nazarenos-en su mayoría ex cautivos del comunismo- cubiertos con sus suntuosas túnicas de seda morada y escarlata. En esta Hermandad junto a la conmovedora imagen titular, de Gutiérrez de la Vega, sobre trono del famoso artista de Hellín, Millán Alvarez, figurará un nuevo "paso" verdaderamente excepcional : la Virgen de las Angustias, de nuestro gran imaginero Víctor de los Ríos, con un Cristo Yacente en que el insigne artista, con su arte único, ha sabido plasmar, de mano maestra, el cuerpo humano del Dios, martirizado como hombre, con la serena majestad del espíritu de la divinidad en entrañable tragedia que arrastra tras si fervorosamente a los creyentes.

La Hermandad de la Verónica, con sus cofrades de túnica blanca y azul que se trueca en blanca y negra para la procesión del Santo Entierro, desfilará rodeando a su imagen titular de lo mejor de Fernández Andes, gracias a la continua protección que la ha dispensado la familia de don Juan Martínez Parra, el alcalde hellinero inolvidable, cuyo nombre ha de evocarse siempre que se hable de la ciudad.

Un Cristo Yacente, del insigne escultor Mariano Benlliure, de finas líneas y delicada expresión, prestigia artísticamente a su Cofradía compuesta por un casi centenar de nazarenos ataviados con ricas túnicas de terciopelo morado.

La más joven de las Cofradías hellineras es la de la Virgen del Dolor, con bellísima imagen de Fernández Andes; pero también una de las más elegantes y que despiertan mayor emoción, cuando en la oscuridad de la noche desfilan sus nazarenos, vestidos de blanco y azul, por el "plano" del Rosario, bajo la vacilante luz de los cirios.

La única imagen que queda de las anteriores de la guerra en la Semana Santa de Hellín es Nuestra Señora de la Soledad, cuya Cofradía-túnicas negras con bordados de plata-es la que cierra con su rostro dolorido la emocionante procesión del Santo Entierro.

La Dolorosa, de Coullaut Valera con las túnicas granates de sus nazarenos y el fervor de toda la ciudad, figura en las procesiones del Calvario y del Encuentro; en esta última con todo el alegre colorido de la Resurrección en que ocupa el lugar principal la Hermandad de Jesús Resucitado, vital y juvenil hasta en sus nazarenos, vestidos de blanco y escarlata, cuyos báculos florecen en un ramo de claveles.

Así termina la Semana Santa de Hellín; en ese optimismo de resurrección y de
juventud, símbolo de la ciudad, cada día más próspera y opulenta.

Pero aún falta cantar lo que da expresión única a la Semana Santa de Hellín, y cuyo sólo recuerdo hará latir el corazón de su hijos doquiera que se hallen : los tambores esos tambores de monótono dramatismo, de estruendo desquiciante que comienzan a sonar por la ciudad entera en la triste tarde del Jueves Santo, y que, al compás que expira el Salvador, aumentan sus redobles hondos, profundísimos, como arrancados del alma de la tierra que creó, y no cesan hasta el augurio de nueva vida del "Resurrexit".

¡Tambores de la Semana Santa de Hellín, que ha encontrado en ellos, en su estruendo desconcertante y angustioso, el símbolo genial del dolor te rrestre por la muerte del Creador!

Nada importa, nada interesa a la ciudad entera, mientras pasa esas horas trágicas, sin el Cristo, vivo Hijo de Dios, sino el sollozo viril y fuerte de los tambores como el llanto del gigante térreo, desamparado en su dolor solita rio, sin la divinidad hecha Redentor...

¡Tambores de Hellín en el esplendor bellísimo de su Semana Santa!

¡Venid a escucharlos sus hijos, los españoles todos, los católicos del mundo, en esta Semana Santa, en que os quedará, tras el arte singular de sus procesiones, el antiguo redoble de los tambores hellineros, como una llamada al corazón, en la Pasión de Cristo!

Este pregon fue publicado en la Revista literaria Macanaz y Leído es la emisión de Radio Nacional el día 3 de Abril de 1952.

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