jueves, 10 de febrero de 2011

Macanaz y su propuesta de reforma del Santo Oficio de 1714 1ª Parte







Mirando en mí archivo encontre este escrito que es muy interesante realizado por
JOSE MARÍA VALLEJO GARCÍA-HEVIA , a dicho escrito le puso de titúlo :"Macanaz y su propuesta de reforma del Santo Oficio de 1714" , yo pienso que les gustaria leerlo a ústedes tambien, aquí os lo transcribo:





Macanaz y su propuesta de reforma del Santo
Oficio de 1714 JOSE MARIA VALLEJO GARCÍA-HEVIA




A mis padres






1. INTRODUCCIÓN.








EL OBJETIVO DE UNA SUPERVIVENCIA INSTRUMENTALIZADA DE LA INQUISICIÓN EN LOS PRIMEROS AÑOS DEL REINADO DE FELIPE V (1701-1715).INTENTOS DE CONSEGUIR SU EFECTIVO CONTROL Y SOMETIMIENTO AL PODER REAL ABSOLUTO. EL PROCESO`SEGUIDO CONTRA EL CONFESOR REGIO FRAY FROILÁN DÍAZ: SUS DERIVACIONES Y CONSECUENCIAS.








Resulta indudable que con el advenimiento al trono de España de Felipe y, representante de una nueva familia dinástica, las relaciones entre la Corona y e! Santo Oficio, al menos durante los primeros años de aquel su largo reinado, experimentaron perceptibles variaciones en relación a épocas pretéritas. Desde la primera instrucción de 3 de diciembre de 1700,mediante sucesivas cartas y avisos, Luis XIV procuró influir e inculcar en el ánimo de su nieto máximas generales y recomendaciones concretas de buen gobierno, por cuya aplicación práctica velaron los consejeros franceses que acompafiaron o después le fueron enviados a Felipe V desde el vecino país: el hacendista Jean-Baptiste Orry, el embajador (1105-1709)
Michel Jean Amelot de Gournay, marqués de Gournay, la cortesana Anne-Marie de la Trémouille, princesa Orsini o de los Ursinos, e incluso el confesor real, el jesuita Pierre Robinet, entre los más conocidos’. Las tesis gaicanas sobre el poder limitado de la Santa Sede, sostenidas por el Rey Sol para asegurar la primacía de la Corona, su pretensión de controlar en términos
absolutos tanto la Iglesia como el Estado, y la estimación de que aquélla constituía una parte de éste, sujeta a los dictados del soberano, hubieron de influir, sin duda, en la política de instrumentalización de la Inquisición desplegada por el primer Borbón español ~. Un sexagenario,atemperado y prudente Luis XIV recomendaba en 1704, en efecto, paciencia
y mesura en las disputas con la Santa Sede, pero siempre procurando a la vez que esta táctica no supusiere y conllevase pérdida de derechos,«a reserva de hacerlo(s) prevalecer en tiempos más tranquilos»3.
Desde esta perspectiva, el Santo Oficio debió parecer un resorte de poder precisado de un severo control para ser doblegado a la obediencia de la potestad real, pero, al mismo tiempo, un recurso excepcional para el afianzamiento de la causa borbónica en el difícil trance de la guerra de Sucesión. En este sentido, J. A. Llorente4 culpará a Felipe V de la persistente actividad de la Inquisición durante su reinado, por causa de la «política errada» que le había enseñado su abuelo Luis XIV de Francia.
La guerra de Sucesión es quizá el periodo más oscuro de toda la historia de la Inquisición española, dentro de un siglo como el xviii, lastrado y perjudicado respecto a otras centurias por la escasez de estudios en esamateria, y de un adecuado tratamiento historiográfico. Lo que sí se puede afirmar es que el Santo Oficio tomó partido y apoyó con firmeza la causa borbónica. Pese a que el pretendiente francés se negó a presidir un auto general de fe en 170 1~, no desaprovechó la valiosa ayuda que el Tribunal le brindaba, ni la cooperación ofrecida por el Inquisidor general, Nidal Marín, obispo de Ceuta<. La estructura centralizada del Consejo de la Santa,General y Suprema Inquisición, y su condición de único sínodo de la Administración central española que extendía su jurisdicción sobre todos los reinos dc la monarquía, explican su exitosa resistencia a la fracturación y al peligro de disgregación que la guerra civil suponía, aun en los territorios sometidos al poder del archiduque Carlos de Austria. Tras la ocupación de Barcelona por las tropas imperiales, la mayor parte dc los integrantes del tribunal de distrito de la ciudad (dos inquisidores y uno de los secretarios del secreto) huyó precipitadamente hacia los dominios de Felipe de Anjou,que había desembarcado el 28 de noviembre de 1706 en las playas de Almería Desde un principio, el Consejo de la Suprema ordenó a los tribunales,de distrito que exigiesen de todos sus oficiales y empleados formal fidelidad al pretendiente francés, calificando, pues, virtualmente la infidelidad no ya como un delito político de traición, sino como un pecado de herejía,para cuyo conocimiento era competente, por consiguiente, el Santo Oficio. Un edicto de la Suprema de 9 de octubre de ese mismo año hizo público que el Papa Clemente XI había amenazado con castigar a los sacerdotes que vacilasen en su devoción al rey, pero como algunos persistían en recomendar desobediencia desde el confesionario y liberaban del juramento de fidelidad a sus penitentes, dado que ello suponía un manifiesto abuso del sacramento y era atribución de la Inquisición velar por la pureza de la fe, ordenaba perentoriamente a los feligreses así adoctrinados que denunciasen a sus confesores en el término de nueve días, bajo pena de pecado mortal, excomunión mayor latae sententiae ipso facto incurrenda y otras discrecionales>. Además de delatar a los confesores que solicitasen, aconsejasen o de alguna manera indujesen a «tan execrable delito», se mandaba denunciar al Santo Oficio a todas las personas de quienes se supiera o entendiese haber sostenido que era lícito faltar al juramento de fidelidad prestado en favor de Felipe V.
Como ha puesto de relieve H. C. Lea<, la Inquisición resulté también especialmente útil en la persecución de los eclesiásticos austracistas, situaneral. Un conflicto jurisdiecional a pridos fuera del alcance de la potestad jurisdiccional de los tribunales reales ordinarios y militares, incluso en los casos en que ni remotamente mediaba cuestión alguna de herejía. Los sucesos de 1706, la conquista y pérdida de Madrid por el pretendiente Habsburgo y las rebeliones de Cataluña y Valencia originaron cierto número de juicios por alta traición.




Uno de ellos fue el del clérigo Iuan Fernando de Frías, antiguo fiscal del Consejo de la Inquisición, de quien Felipe V informó al Inquisidor general Vidal Marín, refugiado entonces en Burgos junto a los restantes consejeros de la Suprema, que había sido detenido y que le sería entregado para ser juzgado enjuicio sumarísimo. Más adelante tendremos oportunidad de conocer algo de las actividades de Frías, y las razones por las que terminó siendo acusado de traición. El 13 de agosto el Consejo de la Inquisición respondió que había puesto bajo segura custodia e incomunicado al detenido, que el Inquisidor general había comisionado al prior de Santa María de Palacio
de Logroño para formar parte del tribunal, que se tardaría lo menos posible en la comprobación de los hechos y en el castigo de Frías, y que el rey podía confiar en el pronto cumplimiento de sus deseos y satisfacción de la vindicta publica, pues «la jurisdicción apostólica de la Suprema llegaba
hasta la imposición de la pena de muerte». Incluso parece que el Consejo de la Inquisición expidió con carácter general comisiones a los tribunales de distrito para actuar en casos semejantes. En 1707, uno de los inquisidores de Valencia, Isidro de Balmaseda, figuraba como inquisidor y juez apostólico contra los eclesiásticos disidentes en la causa seguidacontra un hermano lego, Fr. Peregrín Gueralt, a quien se imputaba, según testimonios aducidos en la sumaria, ser partidario del archiduque Carlos y eficaz espía de los aliados, que a su regreso había difundido falsas noticias,«perturbando Ja mente de muchos». En e] sumario se omitió la acusación fiscal, los inquisidores confirmaron por sí mismos las pruebas y,sin someterlas a los calificadores, detuvieron a Gueralt. Si bien todavía no puede hablarse de una Inquisición domesticada y manipulada a capricho.según los intereses del gobierno y del Estado, sí puede contemplarse durantelos años de la guerra de Sucesión a un Tribunal del Santo Oficio instrumentalizado políticamente, quizas conscientes sus miembros de que su
supervivencia en aquellos complicados tiempos dependía de la utilidad que mostrasen a los que ostentaban el poder temporal ¼De ahí que también extendiese aquél su actividad censora a la publicística (libros, folletos,carteles, hojas volanderas) favorable a la causa austracista y a la personadel archiduque Carlos........(Continuará)

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