jueves, 9 de septiembre de 2010

Fray Fermín Por :La Portalí


"Te trasladan, a mi me llevan al sitio de uno y traen uno al sitio que yo dejo, y no hay más, no puedes decir que no. Nosotros estamos como la Guardia Civil."
Manuel Ramos Mocillo, fray Fermín. 79 años. Franciscano, con casi cuarenta años en el convento de Hellín, que se cierra por segunda vez.

Queríamos hacer un número de homenaje a los Franciscanos, que nos dejaron el mes pasado, con la esperanza de que algún día vuelvan con renovado espíritu a acompañarnos. La casa cierra pero la iglesia mantendrá su actividad, celebrando desde ahora una misa a la semana, los sábados por la tarde.
Nuestro buen Emiliano vuelve a hacer de Celestino y nos concierta una cita con fray Fermín, último miembro de la comunidad franciscana que queda en Hellín. Quedamos pocos días antes de que se cierre la casa. Fray Fermín es un franciscano; es decir, sencillo y humilde. Durante casi cuarenta años, que se dicen pronto, ha estado en la casa de Hellín, encargándose entre otras cosas de las compras y los recados. Eso ha hecho de fray Fermín, si bien no un personaje público, si la imagen más pública de los franciscanos hellineros.
Tengo que reconocer que yo no conocía personalmente a fray Fermín, desde siempre en mi parecer la figura abierta y hellinerísima del padre Carrillo representaba en su totalidad al resto de miembros de la Orden, también habrá un hueco en este número para él. Sin embargo, cuando nos preguntaban quién iba a ser el entrevistado del siguiente número y respondíamos que sería fray Fermín, nos sorprendíamos de lo conocido y apreciado que es; es más, me atrevería a decirle a fray Fermín, quien dentro de su humildad no lo llega a pensar, que él mismo se sorprendería de lo apreciado que es en Hellín.
Se acaba la entrevista, me despido de fray Fermín y tras de mí se cierra una puerta de la historia de nuestro pueblo. Ya se cerró una vez y regresaron, esperemos que esta sea vez sea una tregua no una despedida. Tras la puerta dejamos a fray Fermín, agradecido a Hellín y a su vez dolido por su marcha.
Ahora te hablo a tí, fray Fermín; durante la entrevista dejaste asomar alguna lágrima al hablar de nuestro pueblo y tus conocidos, yo te aseguro, que nuestro pueblo y tus conocidos habrán dejado caer alguna lágrima el día que la puerta del convento de los franciscanos de Hellín se cerrara por última vez dejándote esta vez al otro lado. Te deseo suerte, en tu nueva comunidad de Murcia.

- Fray Fermín, ¿qué es lo primero que recuerda de la Semana Santa de Hellín?
Recordar… no tengo ningún recuerdo que pudiera decir que sea el primero. Los días de Semana Santa me recojo mucho en la iglesia. Recuerdo que me impresionaron los tambores, como no los había oído nunca me llamaron la atención. Pero el Viernes Santo los vi con las túnicas sucias, otro con una jaula con un conejo… si eso es ridículo. No me gustó que fuera Viernes Santo y viera a alguno bebido, otros echándose vino con la bota… tiene poco de Semana Santa y poco respeto al día que es.
- ¿No ve las procesiones?
Las procesiones solamente las he visto enteras dos veces, el resto de años no he visto más que algún trozo; no me llenan a mi las procesiones. Y ahora cada vez menos, porque en muchos casos parece más un folclore que un acto penitencial.
- A su entender, como hombre religioso que es, ¿qué les faltaría a nuestras procesiones?
Les falta más espiritualidad. Por ejemplo, en mi pueblo también hay procesiones en Semana Santa, no son como las de aquí, pero las hay bonitas también, y allí todos los hermanos de las cofradías respetan el precepto pascual; incluso en mi pueblo, si alguien pertenece al Corpus y no cumple con el precepto lo expulsan, que tampoco me parece bien eso, pero demuestra que es un acto que se hace con fe y a conciencia. En Hellín, ¿cuántos de los que pertenecen a las cofradías, o de los que ostentan cargos importantes en las cofradías, respetan el precepto pascual? No es más que comulgar y confesarse los días de pascua, y apostaría que ninguno lo cumple. Yo lo veo aquí, cuando han dicho la misa anual de alguna de las imágenes que hay aquí guardadas, a ver cuántos han ido a comulgar ese día, el de la misa de su imagen... pues ni mucho menos para prepararse para la Semana Santa. Si falta la fe y la espiritualidad sólo queda el aparentar, el que te vean con la túnica. A mí ver eso no me gusta, porque no se hace con la fe con la que tendría que hacerse.
- Teniendo en cuenta que las procesiones son manifestaciones religiosas, algo de razón puede llevar...
Es como la declaración de Interés Internacional, a nivel espiritual ¿para qué sirve? ¿Para hacer mejor hecho el acto de penitencia de las procesiones o para que venga más gente y sacar más perras? Si es por lo segundo no es una procesión, es folclore.
- Y la tamborada, ¿le gusta?
No me gusta del todo. Me gusta mucho una banda de tambores y cornetas, tocando bien tocado. Pero toda la gente dándole al tambor… nunca me han gustado mucho, ni cuando era más joven.
LOS AÑOS EN HELLIN
- Pues para haber pasado tantos años en Hellín, parece que sus tradiciones no le han calado del todo...
No mucho, pero le tengo mucho cariño al pueblo y a la gente buena con la que he tratado, que han tenido conmigo siempre muchas atenciones. El otro día me hizo un homenaje la Cofradía de la Inmaculada y les estoy muy agradecido, fueron representantes de todas las cofradías. Siempre me he llevado bien con la gente de Hellín, que he tratado a pocos, es cierto, pero los que he tratado han sido buenos conmigo en todo momento. Con los de las cofradías igual, siempre he estado a su disposición para lo que me han pedido.
- Por lo que veo sus función en la casa de Hellín le ha permitido rozarse con los hellineros.
Pues claro que me he rozado, pero yo tengo el defecto de ser poco comunicativo. A mi me han invitado a comer fuera de casa y no he ido nunca, soy un poco retraído. Los propios padres muchas veces me han dicho “pues vente con nosotros”, pero yo no me he ido, yo prefiero tomarme en mi casa un tomate y una sardina antes que salir fuera. Sin embargo a las labores de la casa sí salía y sigo saliendo todos los días: a hacer los recados y a la tienda a comprar...
- ¿Quien se ocupa de las tareas de la casa?
Antes nosotros hacíamos todo, ahora, como íbamos escaseando teníamos ayuda. Por ejemplo, cada uno tiene que limpiarse su habitación y los sitios más íntimos también los limpiamos nosotros, sin embargo para limpiar la iglesia y los sitios comunes ayuda una mujer. Lo mismo que lavar la ropa; antiguamente había un fraile que se encargaba de lavar la ropa, y ahora ya la misma señora que viene a limpiar hace la ropa.
- ¿Ha notado alguna vez que la gente de la calle lo ha tratado diferente por su condición de religioso?
Hay de todo, pero el resumen es que la gente ha tenido siempre consideración conmigo, me han respetado. Una cosa importante es que ahora ya no llevamos hábito; yo, desde que estoy aquí sólo he salido con el hábito una vez, para una procesión; estonces como vas vestido de seglar la gente no reconoce si eres fraile o no lo eres, eres uno de tantos.
- Convivir es complicado incluso en la familia, ¿es complicado convivir en un convento?
Pues como en todo. En una comunidad no siempre estás a gusto con todo. Por aquí han pasado muchos superiores y muchos hermanos, y con unos te has llevado mejor que con otros, pero al final, con razón o sin razón, vas pasando las cosas menos buenas y convives en comunidad. Yo no he tenido contratiempos ni con mis compañeros ni con la gente de fuera del convento. He llegado a convivir en esta casa hasta con cuarenta, se juntaban cuatro o cinco padres, cuatro o cinco hermanos y los estudiantes; el comedor se llenaba.
- Tanta gente y casi se les quema un día la casa...
Cuando el incendio yo no estaba aquí, fue después de mi primera estancia en Hellín. Hicieron un Belén para Navidad, como hacen todos los años y se ve que hubo un cortocircuito o lo que fuera y prendió, y como debajo del coro había un montón de sillas de anea… Gracias que no fue un incendio de llamas, porque como estaba todo cerrado y no había corriente de aire no prendió llama; fue, más bien, una humareda que todo lo dejó negro. El Cristo del Gran Poder estaba al lado del Belén y el calentor aquel lo dejó feísimo. Al Cristo, al retablo… y suerte que no hubo llamas, sólo el humo, estuvo toda la noche ahí, haciéndose brasas... Cuando regresé a Hellín ya estaba todo arreglado; la culpa fue del Belén y de las sillas de anea. Antes del incendio no se veía el techo como se ve ahora, era todo bóveda. Más tarde descubrieron y lo dejaron como está ahora.
- Los franciscanos hellineros, después de la guerra fundaron un colegio, ¿estuvo usted en esa etapa?
Sí. En esta misma sala donde estamos ahora el padre José tenía una escuela de primaria, no era de mayores, aunque entonces no exigían tanto como ahora ni las clases eran como ahora. En aquellos años de colegio yo estaba en la portería y ayudaba en la cocina, y también le ayudaba al padre José con los pequeños.
- El colegio no era para niños de alta condición social ni económica, ¿cómo se mantenía?
Pues no sé si pagaban los padres algo, y si lo hacían no sé cuánto pagaban. Se mantenía con las colectas de la iglesia, el estipendio de las misas. Luego a los estudiantes mayores que estaban aquí estudiando filosofía y teología les ayudaba la provincia, que procuraba los gastos de los estudiantes mayores. Y los bienhechores, por supuesto, que por aquellos años había gente que daba sus donativos para el colegio.
- Cuando se ayuda al que no tiene y el que ayuda tampoco tiene mucho, se necesita gente que colabore.
Había muchos bienhechores, por decir alguien, doña Elvira, que vivía aquí al lado, don Agustín Fernández... entre otros, gracias a los cuales se pudo levantar la obra para que estuvieran los estudiantes.
- ¿Porqué cierran el convento de Hellín?
Lo cierran por falta de vocaciones. No entran frailes. Nuestro seminario está cerrado porque no hay seminaristas. El obispo dice que no cerremos, que le da lástima que se cierre, pero… Ahora se va a quedar para dar una misa el sábado, la misa que hacen en la Asunción la pasan aquí, pero ya está. La mayoría de nosotros tiene una edad avanzada y no entran jóvenes. Se han cerrado Hellín, Baza y Almansa, los tres.
- ¿Está sólo en el convento estos últimos días?
Está el padre provincial conmigo. Pero de los tres que éramos sólo quedo yo, cada uno se ha ido ya a su destino, uno a Lorca y el otro a Madrid.
- ¿Y no da un poco de miedo estar tan poco acompañado en una casa tan grande?
Impone un poco una casa tan grande, de día no, pero por la noche sí. Encima ahora que oyes que entran a robar... Yo a todo el mundo le digo que no me da, pero la verdad es que un poco de respeto sí siento.
- Esas noches en las que se siente respeto, ¿se siente también nostalgia por la marcha de Hellín?
Muchísima. De pensar que me tengo que ir me paso muchas noches que no duermo ni tres horas. Y llorar, pues también lloro… cuarenta años hacen mucho.... Tengo mucha gente conocida…
- Seguro que cuando lo destinaran a Hellín también pasaría malas noches en su anterior casa.
Pues sí. Vine desde Cartagena. Estuve allí, en el colegio, catorce años y claro que lo sentí mucho, pero es que aquí son cuarenta años, es media vida. Como allí estuve en el colegio de párvulos, tomabas cariño a los niños y conocías a las madres… pero esto es peor. Si es posible que en la nueva comunidad me encuentre mejor todavía que en Hellín, no lo niego... pero eso está por ver. Y que si yo tuviera ahora, que te voy a decir, cincuenta años; con cincuenta años te tomas la vida de otra manera, pero con mi edad ya… Otra de las cosas que voy a echar de menos es el huerto, porque donde voy no hay y me gusta trabajarlo, si me gusta.
DE MANUEL A FERMIN
- ¿A qué se dedicaba su familia?
Siempre a la agricultura. Mi padre murió en tiempo de guerra, en el 37, y mi madre se quedó con un hermano mayor que tengo y conmigo, y con un bancal que tenía pudimos salir adelante los tres. Se sembraba trigo, hortaliza… con lo poco nos apañábamos pero si tengo que decir que, gracias a Dios, en mi casa nunca pasamos hambre. Cuando la guerra me acuerdo de ver a los milicianos pasar por el pueblo requisándolo todo: la ganadería, el grano, todo, para que comiera la tropa. Al que le tocaba no le dejaban nada, menudo gusto le daría, pero a ver quién se oponía…
- ¿Cómo fue que entró en la Orden?
Pues todos los años venían unos padres franciscanos a predicar y confesar en el pueblo para los días de Semana Santa y me vino el deseo de ser fraile. Yo entonces era sacristán en la parroquia de mi pueblo y de verlos cada año ya nos tratábamos; uno de los padres un día preguntó “porqué no te vienes con nosotros al convento”. Lo estuve pensando, junto con mi madre, que también era muy cristiana, gracias a Dios, y me decidí; ella no me puso pega alguna.Yo no pensaba entonces en ser hermano o no ser, sino que quería ser fraile. Un padre se encargó de llevarme al convento, tenía diecisiete años. Antes de sacristán ya había sido monaguillo.
-¿Ha conocido muchos conventos?
He estado en Cehegín, Lorca, Baza, Murcia, Cartagena, Orihuela, Alicante, Albacete y Almansa. Los he corrido todos; un día hubo un provincial que le dio al hombre por trasladarme en poco tiempo. Estaba en Alicante tres meses y quiso llevarme a Almería y ya le dije “Padre, por Dios…” y no me llevaron. De toda la provincia sólo me queda Almería por recorrer.
- Para haber estado cuarenta años en el mismo sitio, si que ha corrido usted, si.
En Lorca estuve dos veces, el noviciado y cuando me llevaron a Baza; de Lorca a Alicante, de Alicante a Orihuela, luego a Almansa, de Almansa a Albacete, luego vine a Hellín, por primera vez, de aquí a Cartagena, catorce años y de de vuelta para aquí. Lo que pasa es que en algunos sitios estuve muy poco. A mi nunca me han gustado los traslados, pero uno ha de ir donde le manden a hacer lo que le manden. No sé lo que haré en la nueva casa… lo que me manden, me figuro que o bien ayudaré en la cocina o estaré de sacristán en la iglesia, ayudaré a limpiar, quitando el huerto, haré más o menos lo mismo que hacía aquí.
- O sea, ¿que ha estado en Hellín en dos ocasiones?
Estuve por primera vez en el 54, cuando la coronación de la Inmaculada, una buena temporada y calculo que entre aquella vez y esta estaré unos 40 años.
- Un franciscano tiene más sencillo ir al cielo...
Depende de si ha cumplido con sus deberes, porque si no lo ha hecho tendrá que dar cuentas por muy franciscano que sea. Hay mucha gente de calle que, cumpliendo con sus obligaciones cristianas, hasta donde puede llegar, tiene más méritos que algunos frailes y padres. Cuando profesamos tenemos unas obligaciones que cumplir y por ellas rendimos cuentas.
LA ORDEN DE SAN FRANCISCO
- Los franciscanos observan especialmente el de pobreza. ¿Cuál es la pobreza franciscana?
La pobreza de los franciscanos supone no tener nada en propiedad, no poder decir “esto es mío”. Aunque si te compras unos pantalones, o una camisa son de tu uso, no es mío, es nuestro. Todo es común; todo. Lo mismo da que seas fraile que seas el provincial, todos tenemos los mismos derechos dentro de la Orden.
- Se dice que un franciscano es él y su hábito.
Así es. Cuando yo empecé en la Orden llevábamos los calzoncillos, que eran de lienzo, no como los de ahora de algodón, la túnica, el hábito, las sandalias, y pare usted de contar. Ni calcetines ni nada. Yo sólo he llegado a romper una túnica en toda mi vida.
- ¿En invierno y en verano?
En invierno a alguno. Con permiso del superior, si alguno estaba delicado, se le dejaba que se pusiera calcetines, pero camisa y todo eso no.
- ¿Y no se pasaba frío?
Si, pero se aguantaba uno. Si eliges llevar una vida de sacrificio tienes que pasar las cosas... y se pasaban y no pasaba nada. Hay todavía algún franciscano que lo observa, sobretodo de los mayores, pero la mayoría ya no lo observa. Y entonces caían unos nevazos... ahora no hace el frio de antes.
- Cuando uno pasa unos días de descanso, ¿debe observar las normas de la Orden, o se relaja un poco?
Debe observarlas. Que alguno se salga un poco, eso ya… cada uno tiene su conciencia. Cuando voy a mi pueblo, me acerco todos los días a mi parroquia como aquí; y si aquí rezo el Rosario todos los días porqué no lo voy a rezar en mi pueblo. Cuando vivía mi madre lo rezábamos juntos, pero ahora, como uno trabaja, otro que sale, otro entra… no puedes decir que recen el Rosario contigo porque no tienen tiempo. Es la vida que hemos elegido. Para mejor todavía teníamos que ser hoy día más austeros con nosotros mismos.
- ¿El voto de pobreza le permite aceptar un regalo?
Pues tendría que consultar primero con el superior si podría aceptar o no ese regalo. Hoy día, para cosas pequeñas, ya no se consulta; si te regalan un transistor, una caja de pañuelos o un jersey lo puedes aceptar sin consultar con el superior. Pero que te regalen no supone que se puedan acumular muchas cosas; la pobreza supone no acumular nada más de lo que sea necesario.
- ¿Y un regalo económico, por ejemplo 3.000 euros?
No lo podría recibir sin consultar con el provincial.
- Y si el provincial le diera permiso, ¿a quién pertenecería esa cantidad de dinero?
Esa cantidad pasaría a la comunidad en la que yo estuviera. Si me la dieran hoy sería para la comunidad de Hellín.
- ¿Quién gestiona la economía de la Orden?
El provincial el dinero según las necesidades de las casas de la provincia; que si necesita una reparación, que si a otra le han entrado humedades, que si otra hay que arreglar el tejado… Todos los conventos ofrecemos todos los meses para las necesidades de la provincia; lo que aquí sobra se da a la provincia para que ayude a otra casa que lo necesite; porque hay casas en las que se ven negros para salir adelante.
- Cuando habla de la provincia se refiere a la de la Orden ¿Cuántas provincias hay en España?
Ocho; nosotros estamos en la de Cartagena y cada provincia la gestiona un superior, el provincial.
- ¿Y cómo explicamos con la pobreza el dicho aquél de "si no tienes tira y que den los franciscanos"?
Pues a pesar de no albergar propiedades, los franciscanos siempre se han distinguido por ser limosneros. Nunca se ha ido nadie que haya llamado a nuestra puerta sin llevarse algo, dinero pocas veces, porque no tenemos más que lo imprescindible, pero como poco siempre se han ido con un plato de comida.
LA ORDEN Y LAS ORDENES Y EL SECULAR
- En pocas palabras, ¿a qué se dedica la Orden de San Francisco de Asis?
A la extensión del evangelio. Bien en colegios, catequesis o parroquias.
- Para los legos en la materia, ¿en qué se diferencian el clero regular, ustedes, y el clero secular?
El clero secular son los curas de las parroquias. Nosotros, el regular, que somos los pertenecientes a las órdenes, nos sujetamos a parte de los tres votos: pobreza, obediencia y castidad, a la régula, es decir, a las reglas de cada orden. Por otro lado nuestro superior es el provincial y el del clero secular es el obispo.
- ¿Qué hace un sacerdote que no haga un fraile?
Un sacerdote puede confesar y puede administrar los sacramentos. Puede celebrar misa y yo no puedo.
- ¿Cómo es posible que un franciscano pueda dejar de ser hermano para hacerse padre?
Se les ha llamado “padre” a los franciscanos que son sacerdotes, y a los que no, se nos ha llamado hermanos, o fray. Sin embargo, cuando hay un capítulo o fallece alguno se les nombra como fray y su nombre, sea fraile, sea sacerdote o sea obispo. El arzobispo de Sevilla, Monseñor Carlos Amigo es franciscano y su nombre en la Orden es Fray Carlos Amigo; aquí vino una vez a visitar a un hermano, que era gallego como él, tengo una foto con él en mi habitación. San Francisco nunca habló de “padre” ni “madre”, dijo que todos éramos hermanos, habló de fraternidad.
- Según esa fraternidad todos somos hermanos.
Todos somos hermanos. Hasta el contrario. El verdadero cristiano no puede condenar extraño incluso al mayor criminal que haya matado a varias personas, pero nos dejamos llevar por el odio y la venganza.
- ¿En qué se diferencia una Orden de otra?
Las Órdenes se distinguen principalmente por sus fundadores; por ejemplo, los franciscanos, fundados por san Francisco, y los dominicanos, fundados por Santo Domingo. San Ignacio también fue un gran santo y fundó los jesuitas. Los Capuchinos, por ejemplo, son una rama de los franciscanos. Por otro lado, algunas órdenes se han destacado en hacer una vida de mayor penitencia. Los carmelitas descalzos han querido salirse de la norma para ser más observantes; lo mismo que pasó en los franciscanos con San Pedro de Alcántara, que buscó ser más penitente. Por lo demás todas tienen la misma misión, extender el Evangelio de Cristo.
- ¿Hay rivalidad o distinciones entre unas y otras?
Al contrario, San Francisco y Santo Domingo eran íntimos y así ocurre con sus Órdenes; en los sitios donde hay franciscanos y dominicos, el día de Santo Domingo, los franciscanos comen con ellos celebrando el día y a la inversa el día de San Francisco; nosotros a Santo Domingo le llamamos “padre Santo Domingo”.
LOS MALES DE LA IGLESIA
- La falta de vocaciones parece uno de los mayores males de hoy día de la Iglesia.
Es un problema general, lo mismo que a nosotros les pasa a los jesuitas, a los capuchinos... a todos. Han disminuido las vocaciones. A lo mejor en la generación futura hay una subida y todo se mejora, por ahora yo lo veo difícil, como Dios no ponga de su parte… Hay naciones en las que sí afloran las vocaciones, pero en España no. En nuestra provincia nos juntamos unos cincuenta, en Cataluña pasa lo mismo... los vascos, que siempre han sido numerosos, también están en crisis.
- La Iglesia es una instintución que tiene dos mil años. ¿Cuál es el problema hoy?
Hoy hay muy poca fe, en general. Antes aquí se llenaba la iglesia en la misa de once y en las otras dos entraba gente y ahora ves a cuarenta o cincuenta. Suerte que a los franciscanos nos quedan los colegios para seguir haciendo nuestra labor, porque el culto en las iglesias ha bajado mucho. ¿Cómo van a traer a los conventos a los hermanos y padres jóvenes? se los llevan a colegios y a parroquias, donde hay más trabajo.
- ¿Qué falta, el culto o la fe?
Falta la fe, y si falta la fe falta todo lo demás. Dios no está metido en la iglesia esperándonos, Dios está en todas partes, en la iglesia y fuera de ella, por esencia, presencia y potencia. Donde estés está Dios.
- Los franciscanos se van de Hellín, pero dejan su mayor tesoro, la Inmaculada.
Ella es la principal de todo el convento, aunque la Inmaculada no es la titular del convento, la titular es Nuestra Señora de los Angeles, que está también en la iglesia. La Inmaculada es la patrona de la Orden y también es la patrona de España.
- ¿No es la Pilarica?
No, la Pilarica es patrona de Aragón y de la Hispanidad, la patrona y protectora de España es la Inmaculada. La voy a echar de menos … Ella se queda aquí, con los hellineros, que está muy bien puesta donde está.

Manuel Ramos Morcillo, para la Orden fray Fermín,
nació en Santiago de la Espada, en la provincia de Jaén, el 11 de julio de 1.929.
Color: Azu
lPelícula: Me han gustado tantas… las policiacas y todas estas de temas religiosos: Los diez Mandamientos, Hermano Sol, hermana Luna, Marcelino pan y vino.
Libro: "La imitación de Cristo" y los escritos de San Francisco
Canción: El himno de la alegría, de Beethoven. Tengo buen oído para la música, ahora estoy ya medio sordo.
Personaje real: mi madre, que fue una santa, el Papa Pío XII y Juan XXIII
Defecto: Tengo tantos… que soy poco comunicativo y muy serio
Virtud: Me gusta trabajar y ayudar en lo se puede. Me gusta la limpieza y la agricultura
.De no haber sido fraile le gustaría haber sido: militar
Consejo: que no pierdan la fe, a pesar de tantas contrariedades que te da la vida. A pesar de las comodidades , que no pierdan la esperanza.

1 comentario:

tariqmacchione dijo...

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