miércoles, 23 de junio de 2010

Aparece en la Revista Macanaz , otro articulo de otro de nuestros paisanos







Mirando en mí archivo encontre esta cronica que realizó nuestro paisano, en la revista literaria Macanaz.
Hoy años despues de su publicación es bonito volver a leer este escrito




CITAS:
El carácter que, desde luego, salta a la vista de aquella sociedad española del siglo XVI, continuada en el siglo XVII, en eso que se llama Edad de Oro (y no Siglo de Oro, porque comprende dos siglos), la nata fundas mental y característica es el fervor religioso, que se sobrepone al sentimiento del honor, al sentimiento monárquico y a todos los que impropiamente se han tenido por fundamentales y primeros; ante todo, la España del siglo XVI es un puebla católico; más diremos, un pueblo de teólogos.
M. MENENDEZ PELAYO: Crítica literaria.




HELLIN AL DIA"La Fuente Principal"








Por Juan FAJARDO EGEA( Peteneras)












LA Puente Principal es la riqueza más positiva con que cuenta la Ciudad. Las serenas y cristalinas aguas de esta fuente, fueron espejo de bellas mujeres hebreas, a cuya raza se atribuye la fundación de la villa. Y estas aguas recibieron la bendición cristiana para bautizar a nuestros antepasados, y ellas, generosamente, apagaron la sed ele tantos guerreros que, según la historia, pasaron por nuestro solar patrio, ya fuera en pro o en contra de los moradores de la villa, y sigue hasta nuestros días discurriendo, serena, generosamente, para dar vida y alegría a nuestra huerta, a nuestra existencia.
Su historia viva, que va de boca en boca, pasando de generación en generación, nos ilumina con algún deje popular entre las tinieblas del origen de esta fuente, confirmando esta historia viva algún apunte histórico sobre nuestro pueblo
De tales datos, deducimos que el llamado <> y la calleja del mismo nombre, tienen su origen en que las aguas de la Fuente Principal discurrían por aquellos lugares, formando un riachuelo, siendo, sin duda, este huerto y la calle el lecho del río, por derivación o prolongación del conocido paraje de «La Rivera».
Por doquier se observa que el hombre jamas se pudo alejar de esta rica fuente, denotándolo, entre otros hechos, los siguientes:
En el año 1925, a 109 dieciocho siglos de su enterramiento, en una tejera propiedad del industrial don Vicente GARAULET ROCA, donde se hacían excavaciones, fué dado a luz un mosaico romano, que se supuso originario del siglo segundo de nuestra Era, motivando el tan importante hallazgo la edición de un folleto, del que fueron autores don Joaquín SANCHEZ GI MENEZ y don Pedro CASCIARO PARODY, de ALBACETE.
Este mosaico denota la existencia de una suntuosa villa romana situada al abrigo de los vientos del norte por una suave loma, a la margen izquierda del que fuera riachuelo de este manantial y próxima al mismo
Más tarde, los árabes situaron SU castillo en la cumbre de la colina más próxima a las aguas, pudiéndose apreciar todavía algunos restos de los muros de tal castillo, a cuyos pies fué formándose, en cinturón, la población
Y cada manifestación de vida, de actividad humana, se nos muestra próxima a estas aguas, atraídos por la generosa maternidad del manantial, uniéndose por un lazo de siglos a sus márgenes.
A medida que la vida fu¿ creciendo, sintió la necesidad de que las aguas llegaran a su seno y sabiamente las condujo el hombre, por medio de unos tubos de barro colorado, al centro de la población.
Y cantaron las fuentes públicas una canción alegre y cristalina. Y las bellas mozas llenaban sus barrigudos cántaros, hechos del mismo barro encarnadizo de las arterias que encauzaban el líquido. Y en las amanecidas primaverales, como en las trasnochadas invernales, las mozas distraían el tiempo de llenar sus vasijas con la charla, tímida y ardiente a la vez, de los zagales, junto a estas fuentes. Y el agua fluía, llenaba con ruidos de oquedad las vasijas, y luego que las mozas volvían la espalda, el agua se derramaba, saltaba, corría por las pendientes calles, formaba charcos y hasta lodazales; pero fluía, seguía fluyendo lenta, continuamente.
Una de estas primitivas fuentes dió nombre popular a una calle de la villa, a la «Cuesta del Caño>>. Y en ese lugar donde se yergue orgulloso un antiguo caserón, donde por vez primera, viera la luz el ilustre hijo de HELLIN don Melchor de MACANAZ, cuyo apellido, más tarde, diera nombre a esta calle, eclipsando con su brillo el popular y arcaico nombre que el caño impusiera a la misma.
Corre el tiempo. La civilización desvía estas aguas, destruye las arterias de barro colorado, suprime las cantarinas fuentes públicas en su mayoría, y, valiéndose del cemento y la energía eléctrica, eleva el nivel de estas aguas, llevándolas hasta las ruinas del castillo árabe, y se logra altura y mayor zona de utilidad de las mismas, pero se pierde frecuencia en el abastecí. miento público. El pueblo recuerda con cierta melancolía aquellas sencillas fuentes públicas que, con su alegre y continua canción, le ofrendaban agua hasta derramarse, lenta, pero continuamente, y que, en las amanecidas primaverales y en las trasnochadas invernales, las mozas embelesaban sus amorosas charlas con la dulce música de los populares caños. En la mutación de las costumbres, en este correr alegre y confiado de la vida moderna, el hombre también ha apartado sus ojos del bello paraje de este inagotable manantial; y allí no proyecta sombra ningún árbol; ni cantan pajarillas; ni buscan miel las abejas en las flores;: ni es oasis en el fulgor agosteño; ni se ve placentera piscina donde bañar infantiles cuerpecitos, protegidos por la acogedora sombra de unos árboles ; y todo allí va muriendo lentamente; árboles, arbustos, hierba; dejando una sombra triste en derredor a esta riqueza viva y peremne; y sólo hay ruinas, escombros, soledad. Todo porque el hombre ha apartado su mirada, ingrato, de este bello lugar, donde tanto beneficio, tanta paz y tanta gracia tiene, y se ha alejado, influenciado por los vientos tormentosos de la vida moderó ña, hacia otros lugares más inquietos, de más actividad y de más fugaz diversión, ignorando que al dirigir su mirada a esta fuente y honrarla como merece, mostraría ante Dios que aun en la fría Era de la bomba atómica v de los duros materiales, como el hierro y el cemento, existen hombre, de alma tierna, con buena voluntad y con deseos de agradecer el bien que de Él reciben.
Olvidando las ingratitudes, la Fuente Principal, con su agua [rasca y cristalina, sigue manando, manando... Y sus serenas aguas son ofrenda inagotable y generosa al hombre moderno, duro y olvidadizo. Ella, sabia como la Naturaleza, no desmaya y confía en que el dulce arrullo de su in finita canción hará que el hombre vuelva sus ojos y se mire en su claro espejo, como lo hicieran aquellas mujeres hebreas que por primera vez la vieran, y entonces, le mirará, le embellecerá y le colmará de bendiciones.

No hay comentarios: